

El espacio físico sorprende, amplio como pocos vistos en Santiago, limpio estructuralmente, acercándose al brutalismo arquitectónico, con diversidad de zonas, desde puntos de descanso hasta espacios para el arte y el erotismo, los pilares de estos encuentros. No olvidar.
Como en toda fiesta, hay música, djs, brebajes y hasta comidas, pero lo que hace la diferencia es justamente lo que nombramos arriba, el arte y el erotismo donde el soporte fundamental es el cuerpo humano. Es un espacio libre de fobias y seguro para la experiencia sensorial, la libertad de una multitud donde el consentimiento es la clave para sumergirse en una noche de música, performance, intervenciones, instalaciones y rituales que no revelaremos porque la experiencia hay que vivirla en modo presente.
Desde una pequeña animita recordando a Hija de Perra hasta la libre voluntad de los sentidos dan vida a las extendidas Fiestas FAE. Bien vale una noche y muchas…


































