Antes era matar brujas, crucificar personas o quemarlas vivas en plazas bajo el pretexto de la Inquisición. Como ahora no es posible asesinar bajo la justicia puesto que viola los derechos humanos, en estos tiempos se adquiere un nuevo y jodido hábito, el de meter mientras más miedo mejor.
Que si un tsunami con el volcán de La Palma, que si va a estrellarse un meteorito de dimensiones colosales, que la nueva variante del covid. Que si un gran apagón, que si un crack mundial, que si el medioambiente hecho una mierda, miren, es que con tantas cosas, hay gente que no vive. Y es que he comprobado que ahora, hasta en el parte meteorológico meten miedo y están todo el tiempo advirtiendo de borrascas, fríos y calor extremo. Vamos, lo que siempre ha habido, pero con una versión especial de terror.
Quiero que se paren y recapaciten. Qué no los adoctrinen el miedo, porque lo único que buscan los medios de comunicación es meter miedo a raudales para así controlar mejor a la gente y acepten cualquier cosa que antes resultaba imposible, como tener que pagar por el uso de unas autopistas que hemos pagado de nuestro dinero.
La historia no ha cambiado. Los que están arriba siguen puteando a los de abajo. Es su falta de ética a la hora de meter miedo para mantenerse arriba.
Es que con la pandemia los miedos se han disparado y el estrés, el insomnio y la violencia de género. El estrés ha dado como consecuencia más infartos y hasta más cánceres. Pero no hagan caso. Amigos, dejen de sufrir y disfruten. Tómense la vida loca. Ríanse, gocen, que la vida son dos días.
