Oscuras Reflexiones: Los viajes espaciales. Carta de un astronauta


En éste periodo de confinamiento, en el que sufrimos las consecuencias del encierro, me viene a la cabeza entender cómo es la vida en un transbordador espacial rumbo a Marte.
A la Luna fueron tres días, pero al planeta vecino la duración es largos meses. Imagínate enclavado en una nave ciudad con tus compañeros. Imagina que tu piso es esa nave, y que no puedes salir porque fuera está el vacío. Desde la ventana ves la inmensidad de la negrura. No hay día y noche. La Tierra quedó atrás, huimos de ella. Se siguen matando como estúpidos. Vamos a saltar un agujero negro. Al otro lado tenemos una colonia espacial.
El viaje llevará años. Contamos con un jardín donde se cultivan hortalizas. Hace siglos dejamos de matar animales, nos dimos cuenta de ese error. Los más preparados abandonamos la Tierra asqueados de contaminación.
Allí todavía no son consciente del daño pues se sigue matando. Nunca se supo frenar el suicidio colectivo de la Tierra. Tuvieron una oportunidad magnífica de renovarse y decir basta en su confinamiento, pero fueron imbéciles. Ni matando el último árbol comprendieron que el aire era irrespirable. Les habían lavado el cerebro y vivían en el miedo. Eran incapaces de liberarse del sistema, que controlaba todos sus movimientos y ninguno decía nada.
Al menos en la nave podemos salir, pero envidio aquellos cielos celestes tan bellos que narraban las milenarias crónicas.
En la nave ya no existe el dinero ni el intercambio. Todos trabajamos en equipo para todos. Todo es de todos. Tenemos habitaciones propias. Nos ayudamos y amamos. En la nave rige la ciencia. Suprimimos el gen del mal y hoy somos un nuevo hombre.
Aún me pregunto porqué si tenían familias y las amaban, ¿por qué no amaron al resto de sus hermanos?¿Por qué entraron en competencia autodestruyéndose?
La historia de aquellos retrasados con un sistema primitivo apenas se conoce. Pasó hace tres millones de años. Gracias.