En el aire del presente: lo que las memorias trans* revelan cuando el autoritarismo reaparece


Hay momentos históricos en que el presente se vuelve inquietantemente familiar. No porque se repita de forma idéntica, sino porque reactiva memorias políticas y corporales que creíamos alojadas en el pasado colectivo. Cuando ciertos discursos de orden, seguridad y normalidad recuperan centralidad en el debate público, las condiciones de vida de nuestras comunidades comienzan a volverse más frágiles. Para las personas trans*, estos giros no son abstractos ni simbólicos: inciden directamente en las posibilidades de existencia y de reconocimiento. El escenario que hoy se configura en Chile a partir de los resultados de la elección presidencial nos obliga, una vez más, a mirar hacia atrás para comprender con mayor claridad lo que está en juego.
Mirar hacia atrás, en este caso, no implica hablar desde la experiencia vivida de la dictadura, sino desde la escucha atenta y sostenida de los relatos de quienes la atravesaron. Como investigadora trans* y activista en pos de los derechos humanos, he trabajado con testimonios de mujeres trans que sobrevivieron a la violencia política sexual ejercida durante la dictadura civil-militar chilena (1973–1990), particularmente en territorios históricamente marginados como el Norte Grande. Es en ese archivo vivo —hecho de memorias fragmentadas, silencios forzados y relatos de resistencia— donde se vuelve posible identificar las continuidades entre las formas extremas de violencia del pasado y las modalidades contemporáneas de precarización que hoy se intensifican.
Las memorias de la violencia política sexual trans-específica no remiten únicamente a un período cerrado de la historia, sino que permiten comprender cómo el Estado y otros agentes de poder han utilizado la sexualización de la violencia como tecnología de disciplinamiento de género. Durante la dictadura, las mujeres trans fueron objeto de detenciones arbitrarias, violaciones, humillaciones públicas y expulsión sistemática del espacio social, no como excesos aislados, sino como parte de un entramado represivo orientado a castigar identidades que desbordaban el orden moral, patriarcal y heterosexual que el régimen buscaba imponer.
Hoy, cuando asistimos a un nuevo ciclo de ofensiva conservadora a nivel global y regional, estas memorias adquieren una urgencia renovada. Gobiernos y movimientos de extrema derecha han vuelto a situar a las personas trans* en el centro de sus cruzadas morales, construyéndonos como chivo expiatorio de malestares sociales más amplios. La eliminación o debilitamiento de políticas de género, el cuestionamiento de leyes de identidad de género, los ataques a la educación sexual integral y la estigmatización del activismo trans* forman parte de una estrategia de desdemocratización que no se limita a restringir derechos específicos, sino que redefine activamente quiénes merecen protección estatal y quiénes pueden ser sacrificadas en nombre del orden, la tradición, la familia o la seguridad.
En este contexto, la experiencia de las mujeres trans sobrevivientes de la dictadura resulta profundamente interpeladora. Ellas encarnan una memoria viva de resistencia en condiciones extremas, pero también de las consecuencias devastadoras que tiene la retirada del Estado de su obligación de garantizar derechos. Muchas llegaron a la vejez marcadas por trayectorias de exclusión acumulada: pobreza estructural, deterioro de la salud física y mental, aislamiento social y ausencia de reconocimiento institucional. Sin embargo, sus relatos no son únicamente narraciones de daño; son también testimonios de agencia, de estrategias de supervivencia y de formas de comunidad que lograron sostener la vida incluso en los contextos más hostiles.
Escuchar estas voces implica desafiar los marcos hegemónicos de la memoria histórica, que han privilegiado ciertas experiencias de victimización y han relegado otras al silencio. Implica reconocer que la violencia política no fue neutra en términos de género y sexualidad, y que sus efectos se distribuyeron de manera profundamente desigual. Pero también exige asumir que el presente no constituye un quiebre radical respecto del pasado. La precariedad que hoy viven muchas personas trans* y sexodisidentes —las dificultades de acceso a trabajo, salud, vivienda y educación— no es un accidente ni una falla coyuntural del sistema, sino el resultado de una historia larga de desposesión y negación de derechos.
Frente a este escenario, la memoria de la violencia política sexual trans-específica puede y debe convertirse en una herramienta política para pensar el presente y disputar el futuro. Recordar no es solo narrar lo que ocurrió, sino interrogarnos críticamente por el uso político de ese legado. ¿Cómo evitar que la historia se repita bajo nuevas formas? ¿Qué responsabilidades tienen hoy el Estado, pero también la sociedad civil, frente a la reproducción de la violencia y la exclusión? Una de las lecciones más potentes que emergen de las historias de las sobrevivientes es la centralidad de los lazos comunitarios. Allí donde el Estado fue el principal agente de violencia, la supervivencia fue posible gracias a redes informales de cuidado, solidaridad y apoyo mutuo. Estas formas de comunidad, lejos de ser románticas, fueron estrategias concretas para sostener la vida cuando todas las instituciones fallaban.
La memoria de la violencia política sexual trans-específica no es solo un capítulo pendiente de la historia chilena. Es una clave interpretativa para comprender el presente y una advertencia urgente sobre los peligros de la desdemocratización. Escuchar a las sobrevivientes, aprender de sus estrategias de resistencia y reconocer las continuidades de la violencia es una tarea ineludible para quienes trabajamos en el campo de los derechos humanos, pero también para una sociedad que hoy, nuevamente, se enfrenta a la pregunta por el valor que asigna a ciertas vidas y por el tipo de futuro democrático que está dispuesta a construir.
Débora Fernández Cárcamo
Presidenta de ONG CERES
Instagram Débora Fernández Cárcamo @debora.oniria
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El cuaderno de transferencia de la investigación es de descarga gratuita. Para su citación:
Fernández Cárcamo, D., Yáñez, I., Weintraub, M., & Parada, I. (2025). Verdades que no prescriben. Violencia político-sexual contra personas trans durante la Dictadura Cívico-Militar: Investigación*. ONG CERES. https://www.researchgate.net/publication/395924576_Verdades_que_no_prescriben_Violencia_politico-sexual_contra_personas_trans_durante_la_Dictadura_Civico-Militar_Investigacion